HospitalidadInfinita
Descubra y viva experiencias únicas de bienestar en México.
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Es hora de decir la verdad. Antes de llegar a las costas de Quintana Roo, nunca habíamos escuchado la palabra, “manglar”, y menos íbamos a saber a qué se refería. Así que, si te encuentras en una posición parecida a la nuestra, permítanos iluminarte…
¿Alguna vez has visto los arbustos, o arboles pequeños que bordean una laguna, o área de pantano? ¿Sí? Bueno, se trata de justamente esos. En términos básicos, el mangle crece dentro del agua salina, en regiones costeras, dado que es una vegetación “resistente a la sal”. A primera vista, las ramas del mangle podrían parecer extremadamente secas y frágiles, con el sol cayéndose a plomo sobre ello, día tras día. En realidad, la corteza del mangle es casi indestructible, es decir que no solo ofrece una fuente de madera sólida sino también una barrera firme contra los vientos y olas destructivos causados por fenómenos naturales como los huracanes y tormentas tropicales de la zona.
Tal vez esto sea algo que ya podríamos haber deducido, por el hecho de ver que el manglar suele permanecer intacto aún durante las tormentas más fuertes. Sin embargo, nos asombró enterarnos de la importancia del manglar en cuanto a las diferentes especies de la vida marina, ya que ofrece protección para los peces jóvenes hasta que estén listos para enfrentar el mundo; además de actuar como una zona de reproducción para muchas especies de peces también. Si todo esto no fuera suficiente, hay una abundancia de materia orgánica producida por el mangle, la cual provee nutrientes esenciales para todo tipo de criaturas, como el hermoso, y raramente observado, manatí.
Además, y para nuestro enorme beneficio, el sistema complejo de raíces manglares juega el papel silencioso de “filtro” natural, ya que sirve para increíblemente retener sustancias contaminantes como metales tóxicos, asegurándose que no lleguen a nuestras costas. ¿Qué es lo que hicimos para merecer tanta bondad de su parte?
En fin, existen argumentos convincentes para justificar tanto alboroto en cuanto al manglar, y para protegerlo, y existen buenos argumentos para visitarlo (sin tocar, ¡por supuesto!) Nunca sabes que es lo que encontrarás entre esta vegetación; sea un montón de estrellitas del mar, pececitas bebes, o si corres con suerte, ¡un manatí!
Tu concierge puede darte más información acerca de las áreas de manglar de la región…